¿Os gustan las batatas tanto como a nosotras? pues estáis de suerte, porque os vamos a enseñar la receta más fácil y más resultona del mundo.

Desde siempre, mis abuelos cultivaban batatas. La parcela se dividía en varias zonas y la del fondo era siempre la que tocaba para las batatas. El riego se hacía por hileras e íbamos con unas latas atadas a cañas cogiendo agua de la hilera principal y vertiendo un poquito en cada plantón....de ésto hace cienes y cienes de años evidentemente, ahora todo el riego lo llevamos por goteo y es bastante más eficiente y económico. Pero en aquel momento, era lo que era....los mayores cuidando del cultivo y dos monicacas saltando por los zurcos y chiquílla que estás aplastando la hilera, chiquilla que te vas a caer, chiquilla que el agua va pallá, chiquitlla que te vas a caer, chiquilla que te vas a mojar, chiquilla cataplón...si es que lo sabía, ¿hay ropa vieja para cambiar a la niña que se ha caído en el zurco de agua? si es que lo sabía, y encima invierno, va a pillar una pulmonía ahora de aquí a que nos vayamos.... Pues así en bucle todo el rato, os podéis imaginar.

Aunque como más las cocinamos antes y ahora era en la típica cocina de batata que ya os enseñamos a hacer, a mi abuela le encantaban las batatas asadas, y aunque no tuviera horno, se las apañaba con el panadero de la misma calle y le dejaba usar su horno. También nos lo dejaba para hornear roscos y tortas de almendra...y me encantaba ir a olismear como siempre, era un horno mixto leña/electricidad inmenso con la base de piedra giratoria. Ibas metiendo las bandejas y girando a la base hasta que estaba todo lleno de cositas ricas y el olor era indescriptible.

Batata, patata dulce, camote, boniato, ....tiene tantos nombres como variedades y formas de cocinarlas. Así que hoy para darles un toque diferente, os enseñaremos una receta típica coreana (qué raro verdad???) tan fácil como adictiva: matang  마탕. Se llama así porque cogen los finales de las dos palabras y lo unen creando la nueva; batata es goguma 고구마 y caramelo/azúcar es satang 사탕.

Vamos a usar un par de batatas pequeñitas para preparar un plato de snack para compartir, pero puedes usarlas tan grandes como quieras.

Pélalas y trocéalas, no necesitan ser perfectas. Puedes hacerlas taquitos también si prefieres.

Fríelas en abundante aceite vegetal hasta que estén bien doradas por fuera y tiernas por dentro. Es preferible aceite de oliva suave o de girasol. Si quieres acortar el tiempo de fritura, ponlas en el micro tapadas con papel de cocina humedecido o film apto para cocinar durante 4 ó 5min y después las fríes, es importante que queden bien doradas. No añadáis muchas la vez para que se frían mejor.

Mientras se fríen las batatas, prepararemos el caramelo en una sartén: pon una cucharadita de aceite y el azúcar a fuego medio/bajo hasta que el azúcar se funda y adquiera un ligero tono dorado. No metas ninguna cuchara ni paleta, simplemente ve girando la sartén, el aceite caliente hará el resto del trabajo con el azúcar. 

En cuanto las batatas estén listas, escúrrelas y échalas a la sartén del caramelo.

Espolvorea con sésamo, si tienes negro mejor, es el típico que usan, pero puedes usar también del normal.

Mezcla todo bien hasta que el caramelo quede bien pegado a la batata, verás que el aceite se queda al fondo y puedes deshacerte de él fácilmente.

Usa un papel encerado de hornear o una bandeja que no se pegue y ve poniendo los trocitos de batata separados para que no queden pegados cuando el caramelo se solidifique. Si la batata no estuviera lo suficientemente dorada por fuera, seguirá blanda y su humedad ablandaría el caramelo, así que no se quedaría crujiente, por eso es muy importante la fritura. Incluso podéis usar la doble fritura si fuera necesario igual que con las patatas normales.

Et volià!! Matang listo para comer...y os advierto que es como las patatas fritas, no puedes comer sólo una!!! El exterior es crujiente y el interior súper tierno, nada empalagoso. Es una adicción tremenda, por eso os recomiendo siempre no hacer mucha cantidad, un dulce no amarga a nadie, pero demasiada azúcar siempre es perjudicial.