Hoy os vamos a mostrar un truco de magia, así de sencillo. También se podría explicar como un proceso químico en en cual dadas ciertas circunstancias que implican cierta temperatura y un ácido
que al mezclarse provocan una precipitación y cambio de estado en la materia....pero éso es un rollo y magia mola más. Los cociner@s somos como magos que convertimos un simple pimiento en un manjar que se comería hasta Shin-chan.
que al mezclarse provocan una precipitación y cambio de estado en la materia....pero éso es un rollo y magia mola más. Los cociner@s somos como magos que convertimos un simple pimiento en un manjar que se comería hasta Shin-chan.
Ya os he contado muchas veces que en casa somos adictos al queso, todos los quesos...y cuando digo todos es TODOS, en todos sus formas y variedades, hasta el más pestoso, pero no preocuparos que el que hoy os vamos a enseñar a hacer es tan sencillo que seguro que repetís: no necesitamos cuajos, ni meses de espera y es tan fácil que da casi vergüenza decirlo.
Vamos a usar una olla o cacerola, la nuestra es cortesía de Vitrinor modelo Copper, que también puede ser la vuestra, si contactáis con ellos os informarán del distribuidor más cercano, ¿a que es preciosa?
Y para la presentación, nos viste La Pajarita (Os dejamos los enlaces al final de la receta).
Como todos los quesos, necesitamos un lácteo: podéis usar cualquier tipo de leche, vaca, cabra u oveja, vale de brick y puede ser sin lactosa y también semidesnatada. Por el momento nos vamos a limitar a leches animales y más adelante os enseñaremos a hacer quesos vegetales.
Preparad vuestras varitas porque el espectáculo comienza ya!!!!
Tiempo: 10-15 min
Ingredientes:
- 1 lito de leche
Opcional:
- Zumo 1/2 limón/lima ó 2 - 3 chda vinagre
- - Sal
- - Yogurt
- - Especias
- - Fruta seca
En una cacerola a fuego medio pondremos la leche a calentar, mi favorita la de cabra.
No es necesario que hierva pero debe estar bastante caliente uniformemente, podéis removerla y debéis gastar mucho cuidado de que no se peque. Cuando digo mucho es MUCHO, si la leche que se pega cogerá sabor y ya no valdrá para nada. Si no os fiáis de vuestra destreza con la hornilla, podéis calentarla en el microondas en un recipiente adecuado durante unos 10-12 min a máxima potencia, pero hacedlo en tandas para evitar que hierva y reboce.
Mientras calienta la leche y sin descuidarla, vamos a escoger el ácido implicado. En realidad el tipo de ácido no va a influir mucho en el sabor si os abstenéis al limón, la lima o el vinagre de manzana. Si usáis vinagre de vino no sabrá, pero quizás tengamos un queso de color ligeramente más oscuro. Si usáis vinagre balsámico sí que tendrá un ligero sabor y será más oscuro.
Para esta receta nosotras hemos usado limas amarillas. Es conveniente que lo coléis para evitar que caigan huesos, así no te los encuentras a la hora de comer.
Paramos el fuego y añadimos el ácido.
Al remover debéis notar que ya leche ya se corta y en caso contrario puede ser por dos motivos: falta ácido o falta calor. Primero podemos añadir más zumo y si sigue sin cortarse, podemos calentarlo unos minutos más. Si usáis el microondas, es importante que dejéis el recipiente en el fregadero antes de añadir el ácido, al mezclarlo si la leche se ha calentado en exceso, lo frío lo caliente puede hervir de repente y rebosar.
Una vez observes que se ha precipitado toda la grasa de la leche al fondo y el suero quede arriba, el proceso se habrá realizado correctamente. En este punto añadiremos la sal y en el caso que queramos añadir sabores lo haremos también ahora: prueba con trocitos de tomate seco, ajo seco y orégano; trocitos de fruta seca o fruta fresca del tipo arándanos, grosellas, piña... Déjalo macerar mientras enfría al menos durante media hora. Una de mis mezclas favoritas es eneldo y trocitos de salmón ahumado, pero para esta mezcla debes esperar primero la media hora y después añadirlo, pera evitar que el salmón se cocine.
Luego pasaremos todo al colador para deshacernos del suero y quedarnos con la masa. En el mercado hay distintos recipientes y telas específicas para hacer queso, pero si no lo tenéis no es impedimento, podéis hacerlo directamente sobre un trapo de cocina. Lo presionamos o estrujamos para deshacernos de todo el líquido posible, incluso podemos dejarlo con presión y pondremos en la nevera a enfriar completamente, al menos un par de horas, pero de un día para otro queda aún mejor. Mientras menos suero en la masa, más tiempo se nos conservará...y cuando digo más tiempo tampoco es que sea una barbaridad, tened en cuenta que no tiene conservantes.
Si queréis que quede una textura más untuosa, podéis añadir un yogur griego una vez cortada la masa, el yogur se cortará también al mezclar. Podéis servirlo con vuestras tostadas favoritas, o si queréis aprender a hacer el pan de nueces con el que lo comemos nosotras, estad atentos a próximas recetas.
También podéis servirlo fruta fresca o con mermeladas y confituras, la nuestra....casera de moras que también os enseñaremos en breve.
No os perdáis esta receta y ponedla en práctica sin falta, es ideal de aperitivo para fiestas y seguro que sorprende a todos vuestros invitados. Además, la receta básica sin aderezos la vamos a usar como ingrediente para otras recetas, dulces y saladas. No os olvidéis de contadnos qué tal os ha parecido y ya sabéis que siempre podéis contactar con nosotras si tenéis dudas. 😉
Si os ha gustado la mantelería os dejamos los enlaces de los modelos que hemos usado, cortesía de La Pajarita:
Mantel: Gama Mykonos
Servilletas: Gama GoGreen Boxes
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