jueves, 22 de enero de 2015

Ensalada de Pomelo


Esta semana me han regalado pomelos...muchos!!! Así que he pensado en enseñaros un par de recetas con pomelos si os parece y si no también, total...aquí la que manda soy yo jajja.

Cuando era pequeña no me gustaban nada porque son más ácidos que las naranjas pero sin llegar a ser limones, que sí que me encantaban. No les veía la gracia, ni dulces ni ácidos y encima con ese color sanguinolento...y yo no puedo ver la sangre. Afortunadamente nunca me han obligado a comer algo que no me gustara y ya de mayor uno va experimentando por sí solo. Evidentemente ahora me encantan, me da igual la forma: en zumo, solos, en recetas dulces o en recetas saladas...son perfectos.

El pomelo es un híbrido que se creó de manera expontánea por la zona del Caribe, pero desde que se descubrió sobre el S. XVII (17 para los de la E.S.O. en adelante), se extendió su cultivo por todas las zonas subtropicales del mundo...y en la Axarquía somos subtropicales, que para otras cosas no, pero para los cultivos somos la caña.



Los pomelos, o toronjos que también le llaman, tienen muchísimas propiedades: tiene muchos principios depurativos, vitamina C, casi 40 principios antioxidantes - entre ellos anticancerígenos-, es diurético, rico en ácido fólico, ...es casi milagroso y sin embargo no tan apreciado como las naranjas, muchas veces es difícil encontrarlos en los mercados. Sus propiedades depurativas y digestivas son tan importantes que hasta existe la dieta del pomelo, así que teniendo en cuenta que todavía muchos aún no habéis desistido del propósito de año nuevo de adelgazar, sería bueno que lo tuvierais en cuenta. 


Por nuestra parte, hoy os traemos una receta muy sencilla y refrescante, para que veáis que aunque sea una fruta, se puede usar en una receta salada. Seguimos en la línea de sencillo y ligero porque ya mismo vienen los carnavales y ya nos desquitaremos...torrijaaaaaaaaaas, y después semana santa...churroooooos, ajobacalaooooooo, y después otra cosa, y después otra y otra y otra y llegará el verano y seguirás sin poder ponerte el bikini, pero da igual, porque vida sólo hay una y tallas hay muchas ;)



Ingredientes (4 raciones):
  • 2 pomelos
  • Brotes tiernos (en ésta receta: rúcula, espinaca, batavia roja y batavia verde)
  • 2 cucharadas de vinagre de manzana o arroz
  • 3 cucharadas de aceite de oliva
  • 1 cucharada de miel (si eres alérgico o no te gusta, cámbialo por azúcar moreno o stevia)
  • Sal
  • Opcional: langostinos (con ajo, jengibre y sriracha o guindilla), pollo, anacardos, aguacate, manzana, queso fresco o tierno, tomates cherry, cebolleta, pasta ...lo que más te guste.

La ensalada básica consiste simplemente en aliñar los brotes que hayas escogido o la lechuga que más te guste, así servirá como entrante ligero o acompañamiento de algún otro plato. Pero si quieres usarla como entrante algo más fuerte o incluso como plato único, necesitarás añadir más ingredientes, así que os vamos a dar algunas ideas.

Nosotras lo vamos a usar de primar plato para un almuerzo, pero los ingredientes pueden valer para plato único de una cena. Ésta vez vamos a añadir marisco, así que lo primero que necesitamos es cocinarlo para que esté atemperado o incluso frío a la hora de servir. Si prefieres usar una carne blanca, como por ejemplo pollo o pavo , basta con hacerlo hervido, al vapor o a la plancha si quieres conseguir un resultado ligero...si no estás a dieta o quieres un plato mucho más consistente, reboza los filetes con harina, huevo batido y pan rallado para freirlos hasta que estén dorados.

Hemos escogido marisco porque me apetece darle un toque thai, así que vamos a pelar los langostinos y a quitarle la tripita con cuidado. Las pieles y las cabezas no las desechamos, lo usamos para hacer caldo, basta con ponerlas en agua a calentar para conseguir una base estupenda que podemos usar para un consomé, como base para hacer ramen, caldo para enriquecer la paella o una sopa...lo podéis congelar o guardar en la nevera unos días. Lo de quitarle las tripitas no es obligatorio, pero algunas veces tienen tierra y puede dar un sabor algo amargo.



Vamos a saltear los langostinos, 4 ó 5 por persona, con un chorrito de aceite de oliva, una pizca de sal, un ajo y jengibre triturados y unas rodajas de guindilla, si tienes Sriracha (Es un tipo de salsa picante) mejor. Con un par de minutos es suficiente, lo gusto para que cambien de color, si los sobrecocinas quedarán secos. Si quieres conseguir sabor a frutos secos, cambia en aceite de oliva por aceite de sésamo y si no te gusta el picante no le añadas guindilla.




Mientras se atempera el marisco, o el pollo si lo has usado, vamos a limpiar y trocear el pomelo. Tenemos que pelarlo intentando que no quede piel blanca adherida.


Una vez tengamos la pulpa, vamos a separar los gajos con cuidado. Habrá una separación de piel también entre cada uno, así que con un cuchillo afilado vamos separando la carne de cada piel, de esta forma conseguiremos los gajos limpios sin ninguna dureza ni pepitas. 


Lo mejor es tener un cuenco debajo, no sólo para ir depositando los gajos, sino para aprovechar el zumo que va desprendiendo. Una vez cortados todos los gajos, nos quedará un esqueleto de pielecillas pero que contienen aún bastante zumo que vamos a aprovechar estrujándolo bien.

En otro cuenco vamos a preparar el aliño: añadimos el zumo que ha soltado el pomelo, el vinagre, el aceite, sal a gusto y la miel. Nosotras también vamos a añadir los restos de saltear el marisco, así que llevará sabor extra a ajo, jengibre y picante, pero no es obligatorio si no os gusta. El sabor resultante es un poco difícil de explicar porque ni es ácido, ni resulta grasiento, ni sabe dulce, ni pica en realidad, es una combinación de sabores que se complemente de tal forma que todavía no sé cómo ponerle...se aceptan sugerencias.

Es la hora de emplatar. Mezclaremos los brotes que hayamos escogido, limpios y secos, y encima los gajos de pomelo. Después todos los demás ingredientes que hayáis escogido, que en nuestro caso son los langostinos, unos trocitos de queso fresco y unos anacardos. Si quieres añadir pasta, también puedes, pero procura que esté al dente y ya fría, mejor si es integral porque saciará más, así conseguirás un plato único incluso para un almuerzo, sobre todo si estás a dieta.



El aliño lo añadiremos justo a la hora de servir, así conseguimos que la lechuga quede crujiente en el momento de comer, si no se pondrá mustia...y yo no sé vosotros, pero yo la lechuga chuchurrida no me entra gana de comérmela. ¿Quieres llevar ésta o cualquier otra ensalada de tupper al trabajo y que se mantenga fresca? coloca todo al revés, pon primero el aliño, luego los ingredientes de acompañamiento: marisco, pollo, queso, frutos secos, luego la fruta y por último la lechuga, así no entrará en contacto con el aliño. A la hora de comer, comprueba que el recipiente está bien cerrado y agítalo con fuerza, los ingredientes y el aliño se mezclarán en su punto exacto para consumir.

Nos vemos la próxima semana con una receta súper fácil y que lleva desatando la locura varios meses en la otra parte del mundo donde no se entiende lo que hablan ;)





3 comentarios:

  1. pues yo las gambas solo las pelos, no sabia que habia que quitarle las TRIPAS. ummm realmente tanto sabor dan las tripas como para tener que quitarselas, el proximo sabado, se lo digo a mi madre que las peles y le quite las tripas antes de hecharla al arroz :P

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  2. No es por el sabor, es porque algunas veces tienen arenilla. Las gambas pequeñas no se nota, pero los langostinos o marisco más grande sí que se nota como tengan...es una lotería, como las almejas.

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  3. en las almejas si que las he notado alguna vez, en las gambas no :D pero ya lo se para otra vez ;), gracias

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