viernes, 1 de mayo de 2020

Pan sin amasar



Bueno bueno... parece que ya vamos teniendo fechas para el desconfinamiento en España,  y otra de las recetas que a la gente le ha dado por hacer como locos, a parte del café Dalgona, es el pan. Todo el mundo se ha sacado el master en panadería este mes y hasta ha sido difícil encontrar levadura en los supermercados.

Hay cientos de clases de panes, con diferentes tipos de harina, con masa madre, forma... una misma receta puede cambiar según cómo lo amases y cuánto tiempo este fermentando. A sí de primeras parece todo super difícil y es normal que no os atreváis, pero os vamos a enseñar nuestra receta muy muy sencilla, que apenas os llevará unos minutos prepararla.



Para todos aquellos que no seáis muy cocinitas, o que estéis empezando y queráis probar a hacer pan por primera vez, esta receta os vendrá de perlas, porque es super rápida y fácil de hacer y no necesitáis estar pendientes para ir amasando la masa a cada poco.

Para esta receta contamos con la colaboración de Vitrinor Magefesa. Usaremos nuestra cacerola de acero vitrificado de la colección Dragon Pro. Debéis aseguraros que la cacerola que uséis sea de buena calidad y apta para hornos, es decir, que no tenga los mangos de plástico ni de madera, ya que podrían derretirse o quemarse.



Os adelantamos que esta masa necesitará unas 12 horas de fermentación, con lo cual es perfecta para prepararla la noche anterior.


INGREDIENTES:
  • 500gr de Harina de Fuerza
  • 6gr Levadura Fresca (ó 2gr de Levadura Seca de panadería)
  • 10gr de Sal
  • 360ml de Agua templada


Nosotras esta vez lo hemos hecho con levadura seca de panadero, la granulada, así que lo que haremos será mezclar en un cuenco grande nuestra harina, la levadura seca y la sal. Usaremos la de fuerza porque aguanta mejor las fermentaciones largas, pero también podemos usar harina normal. Es importante que sepáis que la levadura no puede estar en contacto directo con la sal, ya que si no la levadura se destruirá y no crecerá la masa, así que la echaremos en lados opuestos del bol y luego ya mezclamos.

Después echamos el agua templada y mezclamos todo hasta asegurarnos que no queda nada seco, que todo está bien incorporado.



Si usáis levadura fresca, debéis saber que tenéis que usar 1/3 más que de levadura seca, y es totalmente necesario que la disolvamos en agua. Así que como no puede estar en contacto directo con la sal, podemos disolver la sal en el agua primero y luego disolver la levadura, o si lo preferís, echar la sal cuando ya tengamos mezclada la harina con el agua y la levadura.

Nosotras hemos preparado esta receta con ambos tipos de levadura y sale siempre perfecta, no notaréis la diferencia.

Ahora taparemos con un papel film y lo dejaremos repostar a temperatura ambiente durante 12 horas.


Bueno hasta aquí más o menos claro, ¿no? Ahora toca el paso más dificil.... ¡¡ESPERAR!! ¡Ay diosito! ¡La esperaaaaaaa!. Con el hambre que manejamos ¿y tenemos que esperar?  ¿¿y si le echo el agua hirviendo y más levadura subirá antes?? ¡¡¡¡NOOOOO!!!! Si necesitáis hacer pan rápido, más adelante os enseñaremos otro tipo de pan donde no tendréis que esperar tanto, no os preocupéis.


Si veis que ha pasado ya las 12 horas de fermentación y no podéis seguir con el proceso, podéis meter la masa en la nevera. Eso sí, necesitaréis sacar la masa de la nevera y esperar a que se temple unas dos horas antes de seguir trabajándola.

Lo siguiente que haremos una vez pasadas las 12 horas de fermentación será volcar la masa en nuestra zona de trabajo, donde habremos espolvoreado un poco de harina previamente, y ahora con cuidado extenderemos nuestra masa para hacer como un rectángulo, e iremos doblando la masa sobre si misma entre 6 o 7 veces.



¿Por qué tenemos que tener cuidado a la hora de trabajar la masa? Porque está llena de aire y eso hará que nuestro pan suba más y que nuestra miga no sea tan compacta, tenga más esponjosidad y burbujitas dentro. Nos ha costado 12 horas crear todo ese aire y sería una pena empezar a aplastar y amasar como locos esa masa. Ahora, si lo que buscas es crear una miga compacta, pues ya sabes...


Haremos una bola, la metemos en un bol y tapamos con un paño. La dejaremos reposar unas dos horas o hasta que nuestra masa haya duplicado su volumen inicial. Si no estáis seguros de si está lista o no, podéis empujar con un dedo un poco la masa y veréis que vuelve a subir sola.




Cuando la masa lleve fermentando una hora más o menos, encenderemos nuestro horno a 250º y meteremos nuestra cazuela dentro.

Pasado el tiempo de fermentación, sacaremos nuestra cacerola del horno y colocaremos la masa en su interior con papel para hornear o con harina espolvoreada, así nos aseguramos que la masa no se pegue a la cacerola.

Antes de meter vuestra masa en el horno, podéis espolvorearle harina por encima, para darle un aspecto mas rústico, y hacerle algún corte con una cuchilla. Esto hará que el pan se abra y crezca un poquito más. Hay gente que hace verdaderas obras de harte con las cuchillas, la verdad. Desde flores, ortigas, círculos... una pasada. Esto ya es para que experimentéis y probéis vuestras dotes artísticas con la cuchilla.

Ahora colocamos la tapa y lo metemos de nuevo en el horno durante 30 minutos. Nuestra cacerola tiene en la tapa un pequeño orificio por donde sale el vapor, y no queremos que se escape la humedad, así que pondremos un papel de horno por encima, y luego tapamos con la tapadera.



Es importante que el pan, para que suba bien, no pierda la humedad, si no lo que pasará es que la corteza se secará muy rápido y el pan no subirá. Es por eso que lo horneamos dentro de una cazuela, para que toda esa humedad que tiene la masa se quede dentro y haga que el pan se cueza correctamente.

En el caso de no tener una cazuela, podéis usar un molde de estos para bizcochos y taparlo con papel de aluminio, o incluso ponerlo en la bandeja metálica del horno y taparlo con un bol de cristal... Si tampoco tenéis nada de eso, podéis meter un vaso de agua junto al pan y pulverizar agua para asegurarnos de que haya suficiente humedad dentro del horno.

A los 30 minutos retiraremos la tapa y lo dejaremos entre 15/20 minutos para que se dore un poco más por arriba o hasta que coja el color que vosotros queráis.


¡Ya tenemos nuestro pan terminado! Lo único que tendremos que hacer es sacarlo de la olla y colocarlo en una rejilla para que se enfríe.

También podéis probar a hacerlo con diferentes tipos de harina, o añadiendo semillas... no hay límites para el sabor!

Otro truco para saber que nuestro pan está bien cocinado por dentro es golpearlo por la parte de abajo con los deditos y se debería de escuchar como hueco.


La próxima vez que invites a comer a familiares o amigos, ¡prepárales un buen pan! Próximamente os enseñaremos a hacer más tipos de panes e incluso a preparar vuestra masa madre.




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