Llega el buen tiempo y pegan las comidas en patios y terrazas para aprovecharlos al máximo!! Pero tambén hay que comer sano, así que en vez de esas barbacoas pringosas que ya estás imaginando llenas de panceta, salchichas y demás hierbas malas del campo...vamos a optar por algo bastante más light, pero igualmente muy sabroso.

En realidad nuestro protagonista de hoy no es el pinchito en sí, sino la salsa de mostaza. Ya sabéis que me encantan los sabores fuertes: tomo café solo sin azúcar, picantes, jengibre y limón como si la vida se acabara mañana....y la mostaza (de varias clases) es la única salsa que compro ya procesada y que no falta nunca en mi nevera. Carne no suelo comer mucha, pero cuando cae alguna hamburguesa que otra, la tomo sólo con mostaza...y las patatas fritas 50% mostaza y la otra mitad mayonesa. También tengo semillas secas para añadir de condimento a los encurtidos, así que si de verdad os gusta la mostaza, no dejéis de experimentar en todas sus variadades.

El uso de la mostaza se remonta a la antigua roma, tanto en uso culinario como en cataplasmas medicinales para probremas respiratorios y digestivos. Usaban tanto las semillas como las hojas y las podías encontrar en vinos especiados o para macerar vinagres y quesos además de para condimentar alimentos comunes, así que básicamente se ha mantenido el mismo uso hasta la actualidad.

Hace poco os enseñamos a hacer una salsa con mostaza a la antigua en nuestra receta de lagrimitas de pollo, así que esta vez vamos a usar la clásica de dijon, cortesía de Maille con motivo del concurso de recetas que han organizado, para que ya sepáis dos de mis salsas favoritas con mostaza. Más adelante os enseñaremos a hacer más recetas con otras variedades, así como con las semillas si queréis.

Para el plato de hoy vamos a usar marisco, pero podéis usar otro tipo de pescado tipo salmón o rape y también pollo o pavo, a la carne blanca que va genial. Si os apetece también podéis hacer los pinchitos sólo de verduras.

Primero prepararemos el aliño para el marisco, que vale igual que usáis carne. En un recipiente vamos a triturar el ajo y el jengibre. Luego con cuidado de no rallarse los dedos, rallaremos la cebolla. Añade la salsa de pescado y el aceite de sésamo. Remueve bien y ya tenemos preparada la marinada. No necesita sal porque la salsa de pescado hace esa función además de darle sabor extra, pero si no os gusta o no la encontráis, podéis cambiarla por salsa de soja o sal a gusto.

Luego prepararemos el marisco: con un poco de maña, vamos a pelar sólo el cuerpo, dejando las cabezas y las colas. Las dejamos porque supuestamente es la parte más sabrosa y a mucha gente le gusta chuparlas...a mí particularmente no, pero lo respeto. Así que las dejamos para el/la que le guste, si no lo peláis entero y todos felices. Si vas a usar carne u otros pescados, cortadla a tamaño bocado. Mezclaremos bien el marisco con la marinada y lo dejamos reposar en la nevera 15-20 min. Podéis preparlo con más antelación sin problema.

En otro recipiente mezclaremos el yogur con la mostaza y la miel. Yo prefiero yogur griego porque queda más cremoso, pero también podéis usar normal. Esta salsa tampoco necesita sal, la que tiene la mostaza ya es suficiente. Si lo preferís también podéis usar aquí mostaza a la antigua, le dará una textura muy atractiva. Podéis ajustar las cantidades hasta que consigáis el sabor que más os guste, es normal que muchas personas prefieran sabores más suaves, así que no temáis en experimentar hasta encontrar el punto que os guste. Esta salsa también la podéis preparada con antelación y además dura varias semanas en la nevera sin problemas.

Asaremos los pinchitos hasta que estén dorados a vuestro gusto. Esta vez lo vamos a servir sobre pan de yogur casero y bimi al vapor, pero podéis usar otras ensaladas o verduras que más os gusten. Prueba a hacerlo tipo brocheta alternando varios tipos de pescado y marisco con tus verduras favoritas y sírvelo con arroz.... Luego basta con añadir la salsa por encima y a disfrutar!!!

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