miércoles, 21 de septiembre de 2016

Menestra de la abuela


Estamos en el ecuador del especial #miverduracongelada y hoy os traigo una receta a la que tengo mucho cariño porque fue de las primeras que aprendi de mi abuela con 6 ó 7 años. De mi abuela Mercedes he heredado en nombre, las piernas, lo mal hablada y el cocineteo.


En casa teníamos una hornilla de gas gigante (para nuestro tamaño) y mi madre no nos dejaba acercarnos, pero cuando íbamos a casa de la abuela...éso era el despipote!! La becaria y yo lo esculcábamos todo, pero todo. Nos disfrazábamos con lo que encontrabamos por los armarios, tacones y maquillajes incluídos. Así lo mismo salíamos a la calle que estábamos en el patio dando de comer a los pollitos...y ese plan era el que se presentaba todos los días (que mi madre nos dejaba bajar claro). 



En casa de mi abuela no había cocina propiamente dicha, había una chimenea en el salón que yo nunca la vi usar. Desde que tengo memoria había un hornillo de gas que mudaban de habitación según la época del año  y un anafe de carbón que se encendía en el patio y con éstos son con los que me introduje en la cocina. Ya no conservamos ninguno de ellos pero son similares a éstos:




Al anafe llegaba muy bien porque era bajito y venía perfecto para mi altura, pero cuando usaba el hornillo que tenía sobre una mesa de madera, me ponía sobre un taburete para poder alcanzar y manejar bien los peroles. Las cazuelas de barro me las movía ella porque aún pesaban mucho para mí. Subíamos al mercado bien temprano, de camino comprábamos tejeringos y nos los comíamos mientras recorríamos todos los puestos buscando el pescado o la verdura que más le gustara. A la vuelta lo preparaba yo casi todo, sólo me decía qué hacer, qué añadir, cuándo añadir y cómo controlar el fuego mientras me miraba desde su mecedora con un ojo en mí y otro en su crochet. Cuando era alguna comida más complicada, le hacía de pinche y le picaba todo con su cuchillo favorito, uno de empuñadura nácar rojo, sentada en un taburete y una mesita chica...que ahora son muy fáciles de encontrar en IKEA para niños, pero por aquel entonces las mesitas me las hacía mi abuelo y todo iba pintado y decorado a mano por mis tías abuelas, similares a éstas:


  
De entre las verduras recibidas por cortesía de  ASEVEC esta vez he escogido los chícharos y las alcachofas, que son los protagonistas de esta receta, y si ya os hemos contado la ventaja en el racionamiento  y la conservación de propiedades de las verduras ultracongeladas, hoy vamos a hablar de la comodidad. Ya no hay que estar desgranando 3 kg de vainas para conseguir 1kg de chícharos, ni deshojando alcachofas hasta quedarte con el centro tierno, ni echarlas enseguida en agua con limón para que no ennegrezcan...aunque tus manos ya estén negras y luego tengas que meterlas en lejía para volver parecer humana. Se acabaron los desperdicios y los engorros porque la verdura ya viene seleccionada, limpia y cortada, lista para usar. Creo que mi abuela nunca llegó a conocer una alcachofa congelada...si pudiera verla ahora hasta lloraría de la emoción!!

Esta receta se prepara en apenas 15min y es muy fácil, además tiene muchas variantes que os iremos enseñando más adelante.


Ingredientes:
  • 500g chícharos 
  • 250g alcachofas
  • 1 tacita de almendras
  • 1 miga de pan
  • 3-4 ajos
  • Pimienta
  • Nuez moscada
  • 2 clavo
  • 1 cucharadita colorante  
  •  1 hoja de laurel
  • Sal
  • 1 vaso de agua
    • Opcional: huevo

    Sin gluten: cambian el pan por pan sin gluten o no añadas directamente, usa menos agua, la salsa saldrá más líquida pero igual de rica. 
    Puedes usar las verduras directamente sin descongelar, aunque nosotras pasamos sólo las alcachofas del congelador al frigo la noche anterior, están a medio descongelar.

    En una sartén con aceite de oliva vamos a freír las almendras, los ajos pelados y el trozo de pan. Mi abuela sólo usaba miga, los panes de antes eran de corteza bastante consistente, pero ya no. Usa la parte más tierna. Cuando esté todo doradito, apártalo a un recipiente profundo.


    En ese mismo aceite saltearemos las verduras con un hoja de laurel. Si no has medio descongelado las alcachofas, échalas primero y a los 2 ó 3 minutos echas los chícharos, tardan nada. Añade sal a gusto o si prefieres cubos de caldo concentrado, con 2 vale para esta cantidad, mejor sólo de verduras.


    Mientras se saltean las verduras, que estarán listas en 5-6 min, añade el resto de especias a las almendras: un par de clavos, unos granos de pimienta y un poco de nuez moscada rallada. Añade un vaso de agua a la mezcla y deja que el pan frito se ablande un poco mientras controlas la verdura.

    Tritura toda la mezcla  y añade la pasta resultante a las verduras. Con una cucharadita de colorante le daremos alegría. Puedes añadir más agua hasta conseguir el espesor de salsa que desees. Comprueba de sal.




    Si te apetece y tu 'religión gastronómica' te lo permite, puedes cuajar unos huevos en la salsa...está de requetechupete!!!! Este plato es abuela 'approved', infalible vaya...y tan fácil que lo hacía yo hasta con 6 años sin las comodidades de ahora, que no es que sea tan vieja vaya, estoy en mis 30sexys jajaja, pero la vida evoluciona más rápido que los pokemon.  



    Hasta que nos volvamos a ver mañ con otra receta, si queréis saber más sobre ASEVEC, podéis visitar su Web, su Facebook, o en Twitter. También os recuerdo que podéis aprender más recetas con verduras congeladas de otros Blogs tecleando #Miverduracongelada. 



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