jueves, 14 de mayo de 2015

Caprese


Y esta vez me han dado....TOMAAAATEEEEES sííííííííííííí!!! con la poca gracia que me hacían cuando pequeña y ahora no me pueden faltar!! Y es que no podía ni verlos, el interior con esa textura babosilla alrededor de las semillas y su sabor algo ácido pero dulce al mismo tiempo, me daba un asquito que no podía...vaya, hasta no hace tanto!! No sólo no lo comía expresamente, si no que encima, como estuviera con más ingredientes, no me comía nada que lo hubiera tocado jajaj manías de niña chica.


Ahora ya me da igual verdes, que amarillos, que rojos, que frescos, que secos, que cocinados de cualquier manera... es un no parar cuando le tomas el gusto. Menos mal que nunca me obligaron a comer nada que no quisiera, si no ahora sí que les tendría una manía del carajo y esta semana no tendríamos receta ;P


Cuantas variedades podáis imaginar que hay, más existen. Y es que desde que se trajeran a Europa después del descubrimiento de América les ha dado tiempo a hacer muchas mezclas y experimentos, además de mantener intactas las variedades antiguas. Aunque los más extendidos son los rojos, el resto de colores no es que no estén maduros, es que son así. Podéis usar la variedad que más os guste para esta receta, nosotros usaremos unos recién regalados (que siempre son los mejores) y directos de la huerta a casa.


Los tomates son muy fáciles de cultivar y hasta hay variedades para criar en macetas en casa, así que si os animáis ya sabéis que no es necesario un máster ni dos carreras para criarlos...ya se cultivaban 700 años a.C. y en ése tiempo no había internet, youtube ni tutoriales.

Lo que más nos interesa de nuestro ingrediente protagonista de hoy es su valor nutricional, y es que tiene poquísimas calorías (aprox. 18kcal por cada 100g.) y un  alto contenido en agua e hidratos de carbono. También es una fuente importante de potasio y magnesio, carotenoides, vitamita C y licopenos...que traducido al castellano viene a ser entre otros, antioxidantes muy beneficiosos para nuestro organismo que además ayudan a ponerse morenito en verano.

Como consejo extra, os diré que los tomates desafilan los cuchillos...sí, parece broma pero no lo es, así que es mejor usar cuchillos de sierra para cortarlos. Además, para conservarlos, es mejor que no los guardéis en la nevera, mejor a la intemperie, porque con el frío la carne se vuelve más mantecosa. Por supuesto, mejor si son de agricultura ecológica...en el aspecto no se nota tanto como sí en el sabor, no os arrepentiréis.


El segundo ingrediente importante para la receta es el queso mozzarella, preferiblemente fresco, pero podéis sustituirlo por cualquiera que os guste que no esté demasiado curado ni sea demasiado fuerte para no enmascarar el sabor del tomate. Del tipo Idiazabal le va genial también y es de los curados, por si queréis probar. La mozarrella cuando está fresca es de color blanco brillante, pero cuando está más seca cambia al color amarillento más típico del queso (y más fácil de encontrar en todos los mercados también, ya rallada y empaquetada).


El tercer ingrediente es la albahaca de hoja grande y que sólo os dejo la foto porque mi planta tiene aún los tallos muy pequeños y me daba lástima cortarla ya... así que lo vamos a sustituir por orégano.

¿Os habéis fijado en los colores? Rojo, blanco y verde, los colores de la bandera de Italia. Y es que esta receta es originaria de allí, en concreto de Capri...aunque nosotras la descubrimos en nuestro tiempos de universidad, en esos días interminables que teníamos clases todo el día, todos los días y un cuatrimestre parecía que duraba 2 años enteros. Así que para cambiar de aires y no necesitar tratamiento psiquiátrico, en vez de quedarnos a comer en la cafetería de nuestra facultad, cada día íbamos a las cafeterías de las facultades colindantes y una de las asiduas era la de periodismo. El buffet era una porquería y puercos ni os cuento, pero íbamos especialmente por la caprese. Desde entonces es una imprescindible de nuestra cocina y muy socorrida incluso para una cena completa.


Dificultad: Incluso para estudiantes que no han cogido un cuchillo en la vida.
Tiempo: Lo que tardas en pestañear 1 y 1/2 vez.
Ingredientes: Depende del hambre que tengáis.
  • Tomate
  • Mozzarella
  • Albahaca (u orégano)
  • Vinagre (hemos usado de Módena)
  • Aceite de oliva virgen
  • Sal
Opcional: aceitunas, otros quesos, mezcla de pimientas, atún, ...

Lavamos bien la fruta (sí, el tomate es una fruta) y la troceamos de la forma que más os convenga desechando el tallo.

Hay varias formas de servirlo, la más corriente es cortarlo todo a rodajas, el tomate y el queso, e ir alternando capas. Es más estético y en las fotos también queda mejor, pero como no cambia el sabor y en casa somo más del estilo de Jamie Oliver...osea a lo bruto, vamos a colocar el tomate y el queso desmenuzado encima.


Como opcional vamos a añadirle atún. Decimos opcional porque lo es, pero en casa SIEMPRE le ponemos jajaja es que es la combinación perfecta y así es como la descubrimos...es una de mis cenas favoritas y da igual la época del año que sea.


Para aliñarla añadimos la sal, el vinagre de Módena o el ácido que prefiráis y el aceite de oliva virgen. Como mi albahaca aún me daba lastimita, espolvoreamos un poco de orégano seco, pero si usáis albahaca fresca hay una gran diferencia. No os lo perdáis.


¿La habíais probado antes? Seguro que sí, porque forma parte de la carta de todos los restaurantes italianos que hay, pero ¿la habíais hecho en casa antes? ¿qué os gusta añadirle? ¿cuál es vuestra combinación favorita? Compartidla con nostr@s.



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